domingo, 30 de mayo de 2010

El estatus de huérfano político

Soy un liberal. Yo lo sé y lo reconozco públicamente, lo he dicho en Facebook y lo he dicho en mi blog y no siento vergüenza de ello. Al mismo tiempo soy agnóstico, o más bien dicho, soy bastante ateo y esta combinación de liberalismo económico y ateísmo me coloca en una posición paradójica: ni soy de izquierdas ni soy de derechas.

Por razones históricas, culturales (y otras muchas que no pretendo entender como persona que nació en un país extranjero y se vino a España a perseguir un sueño, léase: inmigrante) en este país el liberalismo en el plano económico se subyugó a la iglesia católica en el plano de lo ético-social.

El liberalismo es un marco filosófico y político que propone que las libertades individuales son más importantes que lo colectivo, que el individuo es más importante que el Estado y que éste sólo tiene su razón de ser en la necesidad del individuo de delegar la administración de una parte de sus libertades para conseguir un bien común que no sería posible alcanzar de forma individual.

Por consiguiente, una persona que se declara liberal debería, para ser consistente con los principios del liberalismo, asumir, comprender y divulgar que la moral individual es más importante que la moral del Estado, de la Iglesia o de cualquier otro colectivo.

Muchas personas creen que, si se le despoja al individuo de la moral impuesta por el Estado (en forma de Leyes) y de la religión (a través de la doctrina del pecado, el castigo eterno y la recompensa celestial) se convierte en un salvaje. ¡Eso no es cierto! Todos los seres humanos tenemos la semilla de una moral antropológica dentro. Una base moral biológica, natural, que se deriva mediante reglas muy simples de la necesidad genética de perpetuarse. Este es un tema que aborda magistralmente Richard Dawkins en su libro “El Gen Egoísta”.

La moral colectiva (la del Estado, la de las religiones y cualquier otra) no tiene otro origen que no sea la agregación, combinación y contraste entre las distintas facetas de la moral individual. En otras palabras, tenemos una moral cultural como resultado de que compartimos, mostramos y contrastamos nuestros valores individuales con los de los demás. Recordar que primero viene Ἦθως, (Ethos): la forma de ser, tendencia, punto de partida; y luego Ἦθικός (Ética): la teoría de la vida.

Entonces, ¿Por qué la gente busca un referente moral en la religión? Porque es más fácil y más cómodo atenerse a un conjunto de reglas arbitrarias que tener que buscar en el interior de nuestras almas lo que consideramos bueno y malo.

Toda esta reflexión viene a lugar porque yo me siento un huérfano político. No existe un partido en España que represente los valores liberales con los que me identifico. De los dos grandes partidos del status quo, el PSOE tiene ideas liberales en materia social y religiosa, pero supone que los individuos somos incapaces de administrarnos en lo económico y asume la función de proveernos; y por otra parte el PP tiene ideas económicas liberales, pero al mismo tiempo delega la conformación de sus principios morales y organización de la sociedad en la iglesia católica, lo que me produce una mezcla de asco y repelús.

Como inmigrante, tengo la visión ideal de que existe una sola España. No entiendo los nacionalismos y además no me gustan, los rechazo porque los interpreto como fuerzas que atacan a ese concepto abstracto que he adoptado como segunda patria y jamás votaría por ellos. Luego tenemos a IU, que se planta más a la izquierda que el PSOE y propone un modelo de Estado paternalista y controlador que raya en el comunismo; y los señores de UPYD, que en algún momento dieron muestra de distanciarse del PP, terminan votando en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo en perfecta alineación con aquellos a tal punto que se me han vuelto indistinguibles. ¡Estoy completamente huérfano!

En este punto tengo que preguntarme si no sería el momento de que surgieran nuevas tendencias políticas en España... no importa si no van a ganar las elecciones generales de 2012, pero por lo menos para tener alguien por quien votar.

martes, 25 de mayo de 2010

El día de la Pelusa

Llegó el día de la pelusa. Esos abundantes árboles que aquí llaman "plátano de sombra" estallan en una orgía de pelusas voladoras que se meten en los ojos, en la nariz y en todas partes. Con la pelusa también llega el polen y el aire seco y yo, a pesar de haber sido criado entre monte y ganado, que jugué con barro siendo bebecito y que nunca sufrí de ninguna alergia rara, comienzo a estornudar inconteniblemente.


Sí. Llegó el día de la pelusa y fue el jueves pasado. Paré el carro en una de esas largas avenidas de Pozuelo, llena de plátanos de sombra, y apenas abrí la puerta se me llenó de pelusa. Afuera era como si nevara pelusa, y la pelusa revoloteaba alegremente haciendo burla de mí y de todos. Una señora pasó por delante de mí con un perrito faldero estornudando ¡Y es que hasta los perros estornudan el día de la pelusa!

Después de estornudar dos días seguidos, mi nariz comenzó a sangrar. Ya no bastaba un simple pañuelito o una servilleta, no... había que andar apertrechado para solventar la contingencia de venirme en sangre por un estornudo, y la cosa iba a peor. El sábado me sentí realmente mal... afiebrado, sin fuerzas y con dolor en los músculos del cuello, el abdomen y los brazos. Ya el domingo estaba tan afectado que mientras hacía el mercado me di cuenta que empujar el carrito de la compra se había convertido en una tarea ardua y dolorosa.

Para completar el cuadro, el estómago se me aflojó. Empecé a dar del cuerpo con una fluida nata verde y espumosa y fue entonces cuando decidí ir al médico. Después de verme todas mis dolencias (las agudas, las crónicas, las reales y las hipocondríacas) la doctora me recetó un antihistamínico fuerte y pasar un día sin comer, a punta de suero hiposódico (estoy convencido de que ese asqueroso brevage lo inventaron los médicos sólo como medida de retaliación contra quienes los importunamos con consultas hipocondríacas como esto de la alergia a la pelusa).

He de confesar que no fui capaz de soportarlo. Antes de cumplir 20 horas de ayuno me zampé un buen pedazo de pizza "arreglada" con trocitos de jamón, champiñones y hojas de albahaca... ya les contaré qué pasó con mi estómago.

sábado, 24 de abril de 2010

Aquí dicen "Darle Carpetazo"

Esta semana, una niña de Pozuelo de Alarcón —léase, una niña "bien"— fue expulsada del colegio donde estudiaba por usar un velo en clases. Casi de inmediato la Federación de Entidades Religiosas Islámicas de España saltó a la palestra noticiosa anunciando que acudiría al Tribunal Constitucional para tomar acciones legales contra el colegio. El Tribunal Constitucional debería rechazar cualquier acción legal que intente la federación y les voy a contar por qué: Si se tratara de un niño con una gorra de beisbol, yo estoy completamente seguro que la asociación española de jugadores de beisbol no saldría a demandar al colegio. Si se tratara de un niño con sandalias de hippie la asociación de Hippies y Nostálgicos de los Años Setenta no vendría a reivindicar que se trata de un caso de hippiefobia y si se tratara de un chico con una boa de plumas tampoco la FELGTB brincaría como una leona a defender a nadie.

Yo estoy de acuerdo conque la niña tiene derecho a usar velo como parte de su indumentaria diaría si así lo desea y también estoy completamente de acuerdo conque existen ciertas normas y códigos de conducta que deben ser respetados dentro del ámbito de una institución educativa privada, donde se pretende enseñar (entre otras muchas cosas) disciplina a los niños. Lo que no puedo aceptar es que los islamistas se metan en el asunto y griten ¡islamofobia! en un país que es más que tolerante con todas las culturas y religiones.

Las religiones son, en general, un cáncer que destruye la ética personal y convierte a los individuos en zombies sometidos a la voluntad de una cúpula de hombres avezados al arte de manipular y engañar y que usan el poder para su beneficio y propia comodidad.

El derecho a llevar velo, gorra o sandalias es un derecho inherente al individuo y no se puede colectivizar. Sólo sería colectivizable si hubiera una asociación de usuarios de velo, de amantes de las gorras o de sandalieros y este no es el caso.

El uso del velo no es ni mucho menos algo exclusivamente islámico. Las monjas católicas (esas enviadas del mal uniformadas, cómplices de pederastas y coprotagonistas de todo tipo de abusos hacia menores) también usan velo. Los vestidos de primera comunión y matrimonio de millones de mujeres occidentales llevan velo y esto no es más que una muestra de que el velo es cristiano antes que musulmán y que los árabes adoptaron su uso por las mismas razones históricas y culturales que los cristianos.

Entonces, ¿Por qué permitirle a los islamistas que se hagan parte en una querella judicial? ¡De ninguna manera! El Tribunal Constitucional debe archivar cualquier causa que intente la Federación Islámica... eso que aquí dicen "Darle Carpetazo".